miércoles, 30 de noviembre de 2011

Cena Con KINGS OF CONVENIENCE: Cuando la realidad sobrepasa las expectativas


La noche había por fin llegado, la ansiedad parecía haberse extendido por casi todas las partes de mi cuerpo y nunca antes había estado tan pendiente de mi diminuto reloj ni de la puerta de algún restaurante como en esa ocasión.  Tengo que admitir que el lugar (“Rafael”) ayudaba a que mis nervios se vieran ligeramente reducidos, el ambiente transmitía altas dosis de paz y tranquilidad pero las expectativas se habían estado acumulando desde hacía un par de días atrás por lo que aquella tarea se había vuelto demasiado dificultosa.

Rocio y yo intentábamos conversar de temas muy ajenos a KOC como para alejar nuestras mentes del encuentro, sin embargo ambas sabíamos que era algo en vano, justo cuando mis latidos habían alcanzado su máxima continuidad e intensidad, los vi entrar. Erlend y Eirik, al fin, sin ninguna computadora como intermediadora o ningún reproductor musical conteniendo sus armoniosas voces, si no todo lo contrario, eran ellos introducidos en un escenario de lo más común: desconocidos alrededor, aromas incitantes de comida exquisita, risas de extraños y sus cálidos rostros representando una de nuestras más grandes ilusiones; si, eran ellos los que al reconocernos nos habían ofrecido un par de acogedoras sonrisas como una advertencia a la grandiosidad que estaba por ocurrir en nuestras existencias.

Pensé que el contacto físico con sus manos y sus cachetes haría que asimilara el hecho que realmente me encontraba cenando con ellos de una forma más rápida, pero dado lo inverosímil de las circunstancias (ellos de Noruega y estando en Perú) es fácil comprender por qué ésta labor se me hacía tan trabajosa.  Una vez las introducciones del caso realizadas, decidí dejar de lado mi faceta de fanática anonadada y dejar que la velada transcurriera con la mayor naturalidad posible, y felizmente así fue.

Conforme los deliciosos platos a base de mariscos desfilaba por nuestras mesas, pude disfrutar de su entusiasmo conforme se enmaravillaban con nuestra gastronomía, ambos sin duda habían llegado a la conclusión que era ésta la mejor de Sudamérica, Eirik hasta se animó en probar un Pisco Sour al igual que Rocio y yo, mientras que el resto decidieron seguir el consejo de Andre (el simpático sonidista de KOC) y degustar un poco de vino. 

Mientras la comida llenaba nuestros estómagos, sus relatos y anécdotas se encargaban de asegurarse que aquella noche fuese inolvidable. Tanto Erlend como Eirik no eran conscientes del gran impacto que tenían sus canciones en simples mortales como nosotras, por lo que un aura de humildad los rodeo durante toda la velada. Compartieron sus anécdotas en otros países y Eirik respondió a mi curiosidad sobre las historias detrás de cada canción, cómo por ejemplo el hecho que en el video de “Me In You” se encuentran sobre su nuevo departamento y que la idea se le vino a la mente cuando estaba harto de haber entrado en un circulo rutinario de pulir sus paredes; así también mencionó su faceta como padre y cosas que nunca hubiera creído imaginar escuchar tan directamente. Por otro lado, Erlend se aseguró de que tanto Rocío como yo, tuviéramos un momento íntimo con él, a ella le pidió que se cambiara de sitio y se sentará a su lado para poderle prestar la atención que se merecía pudiendo conversar de una manera más cercana y a mi me invitó a caminar por las afueras del restaurante cómo para disfrutar un poco de la ideal temperatura, dejándome como regalo un sentimiento de cercanía hacía él.

Al terminar la noche, llegué a la conclusión de que ése era el preciso momento en el que la realidad había superado inimaginablemente mis expectativas y que sin importar lo que sucediese 5 segundos más tarde, siempre tendría aquél recuerdo al cual podría siempre recurrir como refugio y sinónimo de satisfacción.


viernes, 4 de noviembre de 2011

A una semana...

03 Noviembre, 2011

Hoy se cumple una semana de la partida de Raquel y creo haber alcanzado un estado de positiva negación. Esto quiere decir que me he rehusado a ver su partida como algo trágico y llena de fatalidad, por lo contrario, he comenzado a asumirlo con un toque de naturalidad, a aceptarlo como se aceptan las imposiciones inalterables del destino.
Luego de una ardua introspección he llegado a la conclusión de que cuando la noticio llegó, rompí en llanto por mí y no por ella. No creo haber sentido pena de tremenda magnitud con anterioridad, el nudo que se había posado en mi garganta por esos días era incontenible, las palabras tenían miedo de poder salir acompañadas de algún gimoteo imparable y escandaloso.

Es difícil explicar la trascendencia que tiene Raquel en mi vida, solamente las personas extremadamente cercanas a mi saben hasta que punto esta afirmación es cierta. Mis días cambiaron luego de conocerla, y si bien tenemos la tendencia de agrandar las virtudes y estrechar los defectos de nuestros seres queridos una vez idos, no puedo ser más objetiva de lo que soy al narrar estas pocas líneas sobre nuestra amistad.
Nos conocimos por esas épocas en las que mi inseguridad y abatimiento sobre mi presente y cuestionado avenir, me atiborraban los rulos. ¡Qué confuso es andar por las calles negándose a si mismo, rechazando nuestro peculiar talento y pretendiendo ser alguien que nunca esperamos ni anhelamos ser!
Si bien siempre había creído en el destino, fue con nuestro tropiezo con lo que dicha idea tomo una convicción renovada y garantizada. Durante una noche de Septiembre del 2010, se realizó una Noche de Gala Poética en la Biblioteca Nacional del Perú en conmemoración a la Generación del 50, asistí por pura curiosidad, ignorando en ese momento la existencia de quién sería una gran influencia en mis futuros trabajos y atraída por el apellido Westphalen puramente, para ser totalmente honesta.  Antes de entrar a la sala en donde se llevaría a cabo dicha ceremonia y al ver mis vestimentas y reflexionar en la palabra GALA, me dije a mi misma que siempre tendría como opción salir sigilosamente, sin que nadie notara mi avergonzada huida.
Como ya lo había dicho antes, desconocía a Raquel y a Elvira Ordoñez, quienes antes que comenzará la noche, se sentaron cerca de mí y comenzaron, con una naturalidad envidiable, a conversar conmigo, a preguntarme con gran interés sobre mis quehaceres y aspiraciones. Luego, cuando ambas leyeron su poesía, así como los otros invitados, se me ocurrió hacer una pregunta de lo más inocente, la cuál consistía en saber hasta que punto, uno puede tener la seguridad de que lo que escribe es bueno, o sea, lo suficientemente bueno como para ser apreciado por otras personas. La respuesta de TODAS las personas allí presentes fue como una revelación, en ese preciso momento supe que todo lo que venia haciendo, era pura inercia, simple reacción en cadena, sin motivación ni pasión real. Al sentir el apoyo de aquellos desconocidos y esa empatía que jamás olvidaré, y después de  adquirir mi 1er libro autografiado por Raquel, las preguntas existenciales se desvanecieron.
Todavía no sé que la motivó a escribir su número telefónico en la dedicatoria ni a llamarme por vez primera “poeta” (adjetivo al cual aún no me acostumbro), desconozco si ella tenía como hábito hacer esto con todas sus inscripciones, pero en cuanto a lo que respecta mi caso, aquél detalle tuvo un intenso significado.
Sin dudarlo ni un segundo, al día siguiente la llamé, hablamos, nos conocimos, la acompañé a un par de librerías por Miraflores para preguntar si podía dejar un par de sus poemarios ahí, ante tanta negativa, le sugerí que los dejara en un pequeño café en el cuál conocía a los dueños. Y fue ahí donde comenzó el encantamiento, Arabica le recordó uno de los tantos lugares visitados durante sus viajes a Paris y su fascinación, cual niña en una tienda de dulces, me resultó contagiante.  Las historias, las anécdotas, los detalles, los personajes, todo en conjunto e individualmente era algo novedoso para mí, y escucharla era todo un deleite, un privilegio del cual me siento, aún en deuda.
El tiempo siguió transcurriendo, el contacto entre nosotras era algo rutinario y tradicional. Más adelante me pidió que la presentara en un evento que se hizo en honor a ella en el Gremio de Escritores, obsequio del cual todavía no me siento digna de haber obtenido.
En citas futuras leyó mis poemas atentamente, incitándome a seguir escribiendo, a que jamás perdiera el convencimiento de la singularidad de mi persona.
Seguidamente nuestras citas eran para vernos, para acompañarnos y asegurarnos que nos teníamos la una a la otra. Arabica siempre fue su lugar preferido, solía mencionarme frecuentemente lo mucho que le gustaba sus exclusivas infusiones de té verde con maracuyá y kombucha o de menta con manzanilla, así como sus suculentas tortas de zanahoria. Ya una semana y hasta ahora no me atrevo a pisar el café de nuevo, una vez más, no por ella, sino por esa debilidad mía de no poder contener mis emociones.

En el 2011 decidí publicar mi 1er poemario, vísperas de la quincena recibió la luz y las expectativas de todos mis seres queridos. Raquel por esas fechas, ya se encontraba media delicada, así que no pudo asistir a la presentación; a pesar de esto, igual y le agradecí durante la ceremonia porque sabía que de una forma u otra, ella me escucharía. Nunca antes, ni con todos sus años encima, ella había escrito algo sobre la obra de algún otro autor, no como un preámbulo o un prólogo, y sin embargo, lo hizo conmigo y con mi libro. Una vez más aquella maravillosa mujer me demostró la veracidad de la eventualidad y el propósito adherido de nuestra concurrencia, comenzaron a salir las presentaciones y recitales para mi poemario, y de igual forma empecé a verdaderamente darle cierto crédito a Raquel por haberme estimulado a continuar con esos caprichos del alma. 
Ante tanta amabilidad, creí justo y necesario realizarle un homenaje, me organicé, pedí ayuda ante mi inexperiencia en cuanto a la realización de eventos, convoque a personas que poseyeran ese mismo sentimiento de ternura y retribución para con Raquel, conseguí un local (el cual fue gentilmente dado) y sin saber muy bien lo que estaba haciendo, fijé una fecha.  Todo parecía que iba a salir de acuerdo a lo planeado, pero el estado de Raquel había empeorado; gracias a la astucia del administrador del Koca Kinto, Herbert, pudimos realizar una videoconferencia llegando a ser una emotiva e inolvidable noche para todos los presentes y para quienes luego pudieron ver uno que otro video grabado durante la velada.  Días después, Raquel me confesaría lo mucho que significo para ella aquella demostración de gratitud, lo que hizo que mi “deuda” con ella disminuyera.
Haciendo memoria, es increíble la cantidad de recuerdos que tengo con Raquel, sacando cuentas, solamente nos conocimos por menos de 2 años y sin embargo siento que dicho tiempo nos proporcional a la familiaridad que adquirí estando con ella. Aun así, tengo miedo que mi humana condición obligue a que mi cerebro suprima u olvide uno que otro, razón principal que me animo a escribir esto.

Y es que después de haber vivido lo que ella y haber obtenido tremenda satisfacción al contemplar los resultados de su existencia, ¿quién podría alejarse de esta Tierra indiferente pero bella con signo alguno de melancolía? Me consta que Raquel fue una admirable mujer, siempre dispuesta a compartir sus experiencias con los demás; agradecida con el universo por todos los elementos de su vida, una mujer enamorada de las cosas simples pero esenciales de nuestro vivir.

Amante de los gatos, de las piedras, de la poesía. Dedicada a sus escritos y a sus pinturas, consagrada a introducirse en un mundo en el que su soledad era acompañada por sus lectores y espectadores. Orgullosa de su familia, de los logros de su hijo y en especial de sus nietos. Deseosa de aprender cosas nuevas, de en maravillarse constantemente con los misterios del mundo y sobre todo cautivada con el espíritu de la Tierra y el carácter de los seres humanos.

Es cierto, si, lagrimeaba por mí al comparar mi vida luego de haber conocido a tremenda hermana de otra vida, por el hecho de que sigo sin tener la mas mínima pista de cómo seguiré mi rumbo sin alguien como ella para que me oriente, para que me guie, pero sobre todo, para que me inspire.

A una semana de su vuelo a las alturas, la sigo extrañando con la misma intesidad, y creo que éste sentimiento será una constante en mi porvenir.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Alonso Cueto - Pálido Cielo

No hay duda alguna que Cueto es un gran escritor, su simplicidad siempre presente en su narración lo hacen unos de mis escritores peruanos preferidos.
Las descripciones que suele incluir en sus relatos me resultan fascinantes, gozando de la cantidad precisa de detalles sin jamás resultar hostigante ni mucho menos aburrido.
Hace poco leí un libro que encontré de oferta en la FIL titulado "Pálido Cielo", el cual recopila 15 cuentos que en ocasiones (me atrevo a decir esto sin ningún arrepentimiento), me recuerdan a Cortázar.
Aquí un par de extractos de solamente 2 de sus cuentos.


Lo que me contaron de Cecilia

"En uno de esos almuerzos me dijo que yo le gustaba por mi melancolía. Me acuerdo que le contesté que la melancolía es en realidad un lúcido letargo que nos protege de la banalidad de la vida. Ese letargo no es lo mismo que la pereza; supone una mente activa que comprende la ingenuidad de la acción y lo efímero de la felicidad. El melancólico ha adiquirido la sabiduría de procurarse una salud más larga y una vida más completa en los rincones que nos permite el mundo. Su falta de protagonismo lo exime de ser un blanco de los embates y amenazas. Nadie se acuerda de los melancólicos. Sobreviven gracias a su silencio. Por otro lado, la melancolía es una señal, no una carencia. Para mí, le dije a Cecilia, era un modo de estar y de ser."

[...]

"Aunque casi siempre de un modo involuntario, la muerte es un episodio fructífero. Alguien saca provecho de ella. Incluso la muerte más olvidada significa un bien para otra persona, en algún tiempo y lugar. En casos especiales la desaparición de una figura ilustre o adinerada o circunstancialmente privilegiada, puede trasladar una gran fortuna a otras personas. En otros casos libera cargas familiares, presencias engorrosas, motivos de envidia. La muerte es una inversión que hace el destino y, a pesar de su aureola trágica, con frecuencia se benefician de ella algunos de los que han quedado vivos.


La palabra final del señor Aquije

"Cuando salimos a almorzar, volví a hablarle de Aquije.
-Me han contado algo en la imprenta -contestó-. Dicen que es mucho mayor de lo que parece. Parece que vivía solo, cerca de Pachacamac.
-¿Pero de qué vivía?
-No sé. Trabajaba en una chacra, creo. Después se fue de viaje. Creo que fue mozo en un restaurante de Miami. Está aquí porque sabe mucho de estas máquinas. Pero no sé dónde aprendió.
-¿Es casado?
-No.
-¿No sabes quién era su familia?
-Ni idea.
-Parece un pesimista prefesional -comenté-. Es de los que entre un mal menor y un mal mayor, escoge los dos. Un pesimista integral.
-¡Ja! ¿Tú eres optimista?
-Yo... no sé. Claro.
-Bueno, el optimista es el tipo al que no le han dado todos los datos. ¿No sabías eso?
El corrector sonrió pero yo no lo imité. "

[...]

"Al salir de la imprenta sin embargo, otro asunto volvió a preocuparme. Escribir historias es como volar un avión y siempre he pensado que, al igual que para el piloto, para el escritor los momentos decisivos son el despegue y el aterrizaje. Es posible que los escritores empiecen sabiendo cómo despegar (una frase, una situación, un personaje inicial). A partir de entonces, pueden volar y desarrollar la historia un tiempo. El problema viene con la resolución de los eventos y su conclusión verosímil ("lógica y sorprendente", dice Forster), que logre un aterrizaje natural a una realidad nueva pero reconocible.



martes, 23 de agosto de 2011

Blanca Varela - Concierto Animal


Dame

dame tu tacho de basura
la quemaré te lo prometo
no la voy a crucificar
ni siquiera la voy a guardar en mi
            memoria
la aceptaré
sin azotes te la aceptaré
te lo prometo


Mi cabeza

mi cabeza como una gran canasta
lleva su pesca

deja pasar el agua mi cabeza

mi cabeza dentro de otra cabeza
y más adentro aun
la no mía cabeza

mi cabeza llena de agua
de rumores y ruinas
seca sus negras cavidades
bajo un sol semivivo

mi cabeza en el más crudo invierno
dentro de otra cabeza
retoña


Del abismo

del abismo que arroja al aire
esta última flor
trepo como la araña que soy
frágil y rencorosa
deseando tocar alguna luz
que endurezca mi corazón


Hoguera de silencios

hoguera de silencios
crepitar de lamentos
por el camino de la carne
sangre en vilo
se llega al mundo

así alumbra su blanco la tiniebla
así nace la interminable coda
así la mosca desova en el hilo de luz

la tierra gira
el ojo de dios no se detiene

qué haríamos pregunto
sin esta enorme oscuridad


Distantes

distantes y nunca tan próximos
caminamos sobre una tierra que zozobra
acostados en ella o simplemente de pie
sentimos el corcoveo del tiempo

no se trata de llamas temibles
ni de mares ingobernables
en esta tierra la mente y el cuerpo
tienen el mismo vaivén
en el aire carece de peso
ya que nada es diferente en la memoria
de lo que hemos visto o imaginado

soñamos como vivimos
esperando sin certeza ni ciencia
lo único que sospechamos definitivo
el acorde final en esta vaga música
que nos encierra

a veces la duda
explícita como una flor
con pétalos y señales nos induce
a girar en nuestros ejes
a tener sed
a beber entintando labios imaginados
en el odre más viejo y mortal

lugar oscuro sitio de luz
sería el cielo en el ojo que se mira
en la mano que se cierra
para asirse a sí misma
en lo inmensamente abierto
a la postre como quien cierra un ataúd
o una carta
un rayo de sol
como una espada asomará para cegarnos
y abrir de par en par la oscuridad
como una fruta asombrosamente herida
como una puerta que nada oculta
y solo guarda lo mismo


Morir cada día

morir cada día un poco más
recortarse las uñas
el pelo
los deseos
aprender a pensar en lo pequeño
y en lo inmenso
en las estrellas más lejanas
e inmóviles
en el cielo
manchado como un animal que huye
en el cielo
espantado por mí


Me sobrevivirán

me sobrevivirán aguja vaso piedra
hormigas afanosas
me sobrevivirán

donde yo deje de estar pasará la sombra del sol
y muchas palabras de boca a boca
tejerán sin mi aliento sinsentidos

veo el árbol lleno de granos rojos
que ocupará tu lugar
mi hora suspendida
en el eterno crepúsculo que exhalo

todo esto y algo más que no veremos
sobre el mar que nos veía

ola suspendida estrella mortecina
vino empozado en tu mano
gesto que el aire enfría y diluye
témpano luminoso del corazón
que ausente palpita
y nadie nadie sabe por qué
se ahueca el aire
con su latido

Recopilación de extractos

Gastón Fernandez
"Pero había otra pregunta: ¿no sientes el deseo de realizar lo que el aire, o el olor te dicen que hagas?

Rocío Silva Santisteban
"Si yo pudiera decir tan solo una palabra que fuera cierta diría: me perturbas"

Guillermo Niño de Guzmán
"Es mejor pensar que estás muerta. Los muertes no pueden escribir cartas y los muertos tampoco pueden contestarlas. De modo que este breve intercambio no ha sido nada más que una correspondencia entre fantasmas"

Bertold Brecht
"También la ira contra la injusticia pone ronca la voz. También el odio contra la bajeza desfigura la cara (...) Nosotros que queríamos preparar el camino para la amabilidad, no pudimos ser amables."

Antón Chéjov - El hombre enfundado
"¿Qué no se hará en nuestras provincias por puro aburrimiento? !Cuántas cosas innecesarias y ridículas! Y ello porqye precisamente no se hace lo indispensable."

Óscar Ugarte - Poesías de idas y venidas

De las regresiones
III

No soy bueno para contar mi vida como un cuento
Pero puedo decirles
Que he nacido en un jardín y he crecido en un parque
Que quisiera morir en una pradera
Que he sido mariposa casera
Y he sido gris paloma citadina
Que quisiera no morir siendo ave de rapiña
Soy un hombre de dos fornidas alas
Que vive temblando ante los pajareros
Soy el alivio de una muerte y el dolor de un nacimiento
Soy no más de dos estilos pasa estar siempre alegre
Elevarse hasta el cielo desde la hierba
O caer sobre la hierba desde el cielo
No soy agua
No soy fuego ni viento
No soy palabra
No soy el tiempo
Serán eso los que sales en la tele
Los de las propagandas
Los que saben contar su vida como un cuento.


VII

Hoy es el mismo grillo
El mismo rumor de los árboles
Las mismas gotas de lluvia
Hoy debo escribir un nuevo poema
Sé que tu ilusión es más grande
Que la de un niño por su regalo de navidad
En la clase los chicos de la universidad
Con las piernas cruzadas como adultos
Habrán de esperar mi obra para empezar a divagar
El mundo
Echado bajo su propia sombra
Aguarda sin perturbar
El grillo
El rumor de los árboles
Las gotas de lluvia
Los nombres del calor de tu cuerpo
Los títulos del hambre de la humanidad
Las jergas académicas de los chiquillos
Veo en el humo de un cigarrillo
El pincel de un abstracto en la oscuridad
Yo no escribo para matar el tiempo
Escribo porque siempre me lo piden
Para que no me lo pidan más.



Las más reclamadas tonadas

VI
"Réquiem de la poesía en 'y para qué' menor"

Y para qué los poetas
Para qué
Si ya sacaron las botellas de cerveza con abre fácil
Y pronto serán las de vino
Y para qué los poetas
Para qué
Si ya no habrá que destapar con las muelas la cerveza
Ni hundir los colmillos en los corchos del vino
Y para qué los poetas
Si pronto
Habrán de sobrar las palabras para explicar lo inexplicable
En los ordenadores
Y para qué
O mejor preguntarse
Para qué intentar de ordenar tanto el mundo
Para qué
Para qué las botellas de trago con abre fácil
Para qué matar a los poetas
O mejor preguntarse
Y para qué
Y para qué los poetas.


Seis canciones de sol y alegría para mis vacaciones

II
para Amandita

Mi amada es una tortuga
Y vive muy lejos de aquí
Cuándo tendré su hermosura
Si recién se dispone a partir

Mi amada es una tortuga
Y hoy no me dejan salir
Dicen que estoy con calentura
Si no llega pronto me voy a morir

Mi amada es una tortuga
Para ella el camino no tiene fin
A ella no le cuesta el andar a oscuras
Sus ojos tienen lumbre de rubí

Mi amada es una tortuga
Y pronto a salvarme habrá de venir
Mejor ya vayan llamando al cura
Si ella recién se dispone a partir.

domingo, 17 de julio de 2011

2 meses. La Brutalidad De Los Hechos.

El día de hoy se cumplen 2 meses desde la publicación de mi 1er poemario titulado LA BRUTALIDAD DE LOS HECHOS, así que ahí les va algo especial como para celebrar.

No me gusta cuando llueve,
cuando este clima me ofrece
cántaros de lamentos quimicamente transformados
en líquido vital;
aquellos fragmentos transparentes
que caen de alturas libres
se me cuelan por la epidermis,
se me acumulan en las espaldas
y me ahogan.

Me saturan los chorros de átomos y moléculas
en una ráfaga invernal de una ciudad
a la que le soy indiferente,
en la cual mi ficticia desaparición
no haría subir la temperatura.

No me gusta cuando llueve
porque así como se empañan las ventanas
durante áquel fenómeno,
así también se humedece
toda mi existencia,
haciendo que el temor ante un naufragio
sea omnipresente.

Se me remueven las entrañas
al sentir que Julio me cachetea el rostro y
me fuerza a reajustar mis horizontes,
a apretar mi mirada para no dejar pasar
ninguna luminosidad.

Y será quizás porque en estas épocas,
no siento la calidez de los cielos,
ni la libertad entrelazárseme por los pies
ni las ganas de andar alucinando con las nubes.

No me gusta cuando llueve
porque todo parece exagerado:
la frialdez es más helada,
la húmedad más hostigante,
los vientos más cortantes
y los pasos más inciertos.

lunes, 21 de marzo de 2011

Ilusión


Silencio…
Que lo más profundo de mi cráneo
No te escuche gritarme mis lamentos;
Podrías dejarlos aun dormir?
Permíteles disfrutar el encanto del olvido!
Sé discreto
Que podrías entre ponerte entre su sabiduría…
Pierde cuidado que una vez consumada su tregua,
Ellos sabrán cuando salir a flote.

Por favor, deja de presionar…
No permitas que de mi saliva salten
Secretos guardados, memorias reprimidas;
Y es que al agudizarse mi conciencia antes sus ecos,
Estaré accediendo a su veracidad,
Consintiendo una realidad de la cual escapo,
Una noche a la cual me niego.

No sigas… Que me comprometo a enmudecer eternamente,
Seré inflexible ante tus preguntas,
Auguro no someterme ante tu interés repentino;
Demostraré ser ajena a mis convicciones,
Egoísta ante mi agonía;
Yaceré consciente ante lo efímero de una promesa
Y de lo crueles y perversos que suelen ser los cuerpos queridos.

Esta vez, sabré aislarme del salvajismo de la vida,
Seré tan indolente como tu…
Con la perspectiva de no omitir el sufrimiento callado,
Anuncio excluirte de mis sentidos, convengo a negarte,
Esperando un resultado menos acerbo,
Ya veras, optimismo… ya verás!

sábado, 19 de febrero de 2011

Tiempo

He tomado como conviccion mi rechazo a crecer. Me he decidido a estancarme con una mentalidad de joven dispuesta a arriesgar lo innecesario y ha dejarme llevar por impulsos ilusos y utopicos; y es que dicen que cuando maduramos, abandonamos todo en lo que alguna vez habiamos creido.

Pero en si, que es lo que sucede durante este periodo de tiempo en el que la vida parece perder su sentido primario y se vuelve un acto inerte y rutinario? Sera que somo debiles y nos cansamos de luchar contra una sociedad que nos impone sus creyencias e injusticias? Que nos incita a convertirnos en maquinas manipulables en vez de seres humanos sensibles y solidarios?

No lo se con exactitud, pero al ver a mi alrededor a personas con cierta edad y constatar que un gran porcentaje de ellas se encuentran sin aspiraciones espirituales o sin ninguna palabra de aliento a las almas voraces, me hacen mantenerme aun mas fiel a mi conviccion.

Crecer es dificil, es abrumador y aterrador. La velocidad en que las situaciones y emociones son lanzadas a uno hacen esta tarea aun mas trabajosa, sin contar la infinidad de responsabilidades y consequencias que se tienen que ir asumiendo.

Y si, como una amiga mia me comento, yo tambien he decidido estancarme en mi cumpleanos, pero en mi caso seria en el 7mo. Si, cuando mis inseguridades, prejuicios y debilidades aun no me atacaban el alma.