Que todavía no sé lo
que es la poesía,
Soy inculta con su
contenido, desconozco con qué se combina e ingiere
O de qué se
alimenta y reproduce.
No sé a qué está
sujeta toda la gama de su arte,
Ni tampoco lo que
debe de ser lo correcto entre sus líneas
O lo que jamás
debería de ser deletreado.
Será quizás que no
sé nada de la vida,
Que el mundo me ha
tratada como ignorante,
Me ha rescatado de
cualquier aptitud
Y me ha aislado de
definiciones trascendentales.
Menos sé algo del
cosmos, del universo,
De Platón, de
Darwin o siquiera de Vallejo;
Pero tengo la
seguridad escondida en mi melena
Que sin la poesía
Mis extremidades no
tendrían propósito,
Mi alma sería un
vacío aún más grande y oscuro;
Que sin su
presencia no gozaría de esta libertad adictiva,
Obsesiva y necesaria para confesarme sin prejuicios ante un pedazo de papel.
Obsesiva y necesaria para confesarme sin prejuicios ante un pedazo de papel.
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