lunes, 9 de julio de 2012

Terruño

Dime hermano,
¿Cuántas veces lloras
En la penumbra de tu almohada mensualmente?
No tengas miedo de confesar tus escarmientos
Que la humanidad de nuestros caminos
Sabrá asesinarlos dócilmente.

Dime hermano,
¿Cuánto sufres cuando
Un nuevo día se levanta en esta inmensa desesperanza?
Cuéntame a detalle toda tu agonía,
Deja que por unos instantes
Yo cargue aquello que te aplasta las sienes.
 
Verás, me siento culpable hermano,
Tu allá lleno de dolor,
Con la cabeza baja y avergonzada,
Cargada de remordimientos,
De sentencias atrasadas, de muertos, de cadáveres gélidos;
Y yo acá, tan cerca y perpetua,
Escribiendo sobre tu pena,
Con el espíritu sobresaltado pero con el cuerpo tranquilo,
Con el alma destrozada por tus sollozos,
Y sin embargo… sin hacer nada…
Pensando, preguntándome nuevamente,
¿Cómo me puedo atrever a llamarte hermano?

A pesar de mi conciencia, insisto,
Te pido que te manifiestes y reveles; dime, 
Dime cómo te va tratando la vida
Quizás el dolor nos vuelva más cercanos, más hermanos.

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